Edith Santos, una maestra que deja huella en el sistema educativo público de Honduras

Tegucigalpa. Pese a los escasos recursos y a veces la violencia que se vive en los alrededores de algunos centros escolares, el sistema educativo público en Honduras tiene historias de éxito. Edith Santos es una de ellas y desde un humilde salón de clases ha luchado por diecinueve años en brindar oportunidades a sus alumnos.

Subir ciento sesenta y ocho gradas todos los días es algo que muy pocos harían, incluso otros buscarían un traslado, pero ella lo ha hecho por amor a los estudiantes de la escuela Apóstol Carlos Luis Vargas, ubicada al oriente de la capital de Honduras.

Santos, quien ama trabajar con los niños del primer ciclo de educación, confiesa que la violencia, desintegración familiar, migración, falta de atención, hambre y hasta negligencia son sus principales adversarios. “No es tanta la pobreza sino la indiferencia” la que afecta a sus estudiantes, comenta.

Para hacer frente a esta problemática la maestra se ha apoyado en el enfoque comunicativo para inspirar a sus alumnos en el aula de clase. “De tal manera que el niño aprenda haciendo y muchos no lo entienden, incluyendo maestros”, explica.

El enfoque requiere bastante flexibilidad para atender la curiosidad innata de los niños. “Puedo comenzar con ciencias naturales hablando sobre el pino para posteriormente pasar a estudios sociales hilvanando historias y ni cuenta se dan”, comparte.

“La clase debe estar más enfocada en una comunicación verbal que enlaza clases para que el niño capte y arme su propio resumen, despertando de esta forma su interés”, agrega la docente.

Aprender jugando es su lema. Por medio de juegos, Santos ha enseñado a sus estudiantes los departamentos, cabeceras departamentales y hasta los colores en un salón de clases que ha sido decorado por las manos de los niños.

“Divido a los niños en dos equipos y comenzamos un juego que es competitivo y a la vez evalúa el aprendizaje del estudiante”, afirma Santos.

Sumado a esto, la profesora Edith ha dividido el salón de clases en equipos de trabajo y en el que cada uno cuenta con un coordinador. También hay un oficial y un asistente, quienes les ayudan a mantener el orden en la clase; imprimiendo desde temprana edad un sentido de responsabilidad y orden en los menores.

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En relación a la decoración de aula, Santos afirma que si bien es importante contar con material didáctico que refuerce los temas vistos en clase también es importante que el alumno comprenda lo que está viendo y por qué.

“El enfoque comunicativo exige que las aulas estén bien decoradas pero no hemos entendido que la decoración debe ser de los niños porque ellos aprenden más haciendo que simplemente memorizando”, comenta la educadora.

Además agrega que “la creatividad es muy importante en el maestro. Yo usé periódicos para primer grado por mucho tiempo  porque no teníamos libros y así hay muchas instancias en que el maestro debe recurrir a otros materiales para poder desarrollar una clase”.

Algo importante en el proceso enseñanza-aprendizaje es conocer a los estudiantes y ella lo ha logrado compartiendo recreos con ellos e incluso aprovechando las clases. “Uno le dice al niño dibuje su casa y descríbala. Allí uno conoce cómo el niño vive, qué es lo que come y con quién vive”, expone Santos, quien comenta que algunas situaciones pueden ser difíciles pero por medio de esta técnica puede brindar dirección y ayuda a los niños.

La experiencia de Edith Santos y los maestros de la escuela Apóstol Carlos Luis Vargas es invaluable. Fundada en 1998, los inicios del centro educativo fueron difíciles. El paso del huracán Mitch ese mismo año destruyó las primeras aulas que habían sido construidas con adobe. Sin embargo, lejos de darse por vencidos los tres maestros fundadores y padres de familia siguieron adelante y actualmente cuentan con 17 docentes y 400 alumnos en ambas jornadas.